Estaba leyendo un poco (normalmente me gusta leer), saque unos extractos que quiero compartir, luego voy a dar una opinión. Aquí en la ciudad hay algunas librerías dispersas que venden libros excelentes a muy buen precio y al preguntarle al dependiente me decía que hay muchos títulos que quedan en los estantes de las librerías grandes porque se traen como novedades que se venden bien en otros lados pero sucede que acá se compran poco (porque no es una buena costumbre la lectura) y deben poner los libros a precios muy bajos y aun así quedan estancados mucho tiempo y luego paran en estas librerías pequeñas que tienen algunos tesoros. Ahí hay muchos bestsellers en edición original y sus copias piratas, pero también existen obras clásicas y desde luego los infaltables libros de superación y feng-shui. Pero en mi breve recorrido encontré una sección de psicología, biografías y ensayos donde me sorprendí.
Encontré algo sobre Lippman y Chomsky y leí brevemente algunas páginas, ya tenía la mirada acusadora del vendedor sobre mi así que compre algunos libros con lo que tenia disponible de efectivo porque me parece buena idea regalar un libro, me lleve el de Chomsky entre ellos y lo voy a empezar a leer y ya sacare algo que compartir, pero antes de ponerme a la labor (no se entienda que es trajín cansino, solo que la expresión viene al caso, mejor sería decir a degustar la lectura), me puse a buscar información sobre estos personajes hay mucha disponible, y como dije al principio extraigo un poco y luego les doy mi opinión.
Veamos, “Lippmann denunciaba la tendencia de los periodistas a generalizar en su tratamiento de las personas basándose en ideas fijas. Argumentaba que todos, incluidos los periodistas, están más dispuestos a creer las imágenes mentales preexistentes (the pictures in their heads) que a llegar a un juicio por el pensamiento crítico. Escribió que, como humanos, condensamos las ideas en símbolos, y el periodismo, una fuerza rápidamente convertida en mass media (medio de comunicación de masas), es un método poco efectivo para educar al público. Incluso aunque los periodistas mejoraran su trabajo de informar al público sobre temas importantes, Lippmann creía que la masa del público lector no está interesada en aprender y asimilar los resultados de una apropiada investigación. Los ciudadanos estaban demasiado centrados en sí mismos como para preocuparse de los asuntos públicos y políticos, excepto para presionar en asuntos locales.”
Chomsky dice en un análisis que “El sistema doctrinario que produce lo que llamamos «propaganda» cuando se discute con enemigos, tiene dos blancos distintos. Uno se llama a veces la «clase política», alrededor del 20% de la población que es relativamente instruida, más o menos articulada, que desempeña algún papel en la toma de decisiones. Su aceptación de la doctrina es decisiva, porque está en posición de planear y poner en práctica una política.
Luego está el otro 80% o algo así de la población. Ésos son los «espectadores de la acción» de Lippman, a los cuales se refirió como «el rebaño de los perplejos». A ellos les compete seguir órdenes y quitarse de enfrente de la gente importante. Ellos son el blanco de los verdaderos medios de comunicación de masas: los tabloides, las comedias familiares, el Súper Tazón, [las telenovelas] etcétera.”
Y aquí va mi opinión, lógicamente ampliamente se han aplicado y se ha discutido estos principios sobre los medios de televisión, radio y prensa, y aunque también quisiera exponer algo al respecto voy a tener otro enfoque en este momento, recuerdo el artículo que compartimos ( “porque son gratuitas las redes sociales” ).
Sucede que en este nuevo entorno las redes sociales son un mass media en auge y también un mercado bilateral pero las reglas aquí difieren de las propuestas expuestas por Chomsky y Lippman dado el entorno en el que las propusieron pero también coinciden en aspectos esenciales.
En primer lugar aquí los “espectadores de la acción” ya no son un público local referido al entorno de propagación del servicio de servicios como televisión, radio o prensa como se conocían en la forma tradicional, se ha ampliado el espectro a un entorno global, y las opiniones de los periodistas ya no son limitadas sino que se lanzan sobre esa nube y exactamente se desconocen los alcances, puede llegar a una población tan dispersa y causar un efecto contrario al que estuvo dirigida. Así mismo ese mismo “lanzamiento de opiniones o de entretenimiento a la nube” está provocando la mayor distorsión de información de todos los tiempos, así que si antes el “reducido 20% de población instruida” que manejaba las tomas de decisiones según Chomsky puede verse alterado, aun el cambio puede ser tan complejo que se siguen manejando esquemas anteriores de pensamiento y aquellos que pretenden controlar en realidad forman parte de otra realidad de manipulación y nadie sabe donde se concentra el verdadero poder.
El anterior rebaño perplejo sigue mas confundido porque con reacciones como las que evidenciamos en las opiniones de los pensadores empezó a querer despertar sin embargo quienes les manipulaban ahora son el otro rebaño perplejo, que considero un rebaño oficial de quien generan el verdadero poder, es una especie de espiral que en lo más bajo mantiene un público completamente informado y al día en una comunidad que es global, llena de entretenimientos, descargas, videos, música pero que no es más que ruido descomunal que los mantiene más satisfechos que antes, porque en el auge de la comunicación masiva clásica se desconocían las fuentes de información y los métodos para alcanzar públicos, poco a poco se fue develando todo, la gente que pasaba embelesada con visualidad empezó a preguntarse y ahí se les empezó a dar lo que pedían “información” pero se les daba a través de las fuentes oficiales, sin embargo considero que en la desesperación de saberlo todo los nuevos líderes del rebaño oficial que comanda al rebaño perplejo encontraron sus oportunidades.
Veamos otro extracto, Yo leí hace mucho Farenheit 451 y esta opinión publicada en la red me pareció bastante acorde
FAHRENHEIT 451 es la utopía más negra, horrorosa y apocalíptica que nos ha ofrecido la literatura de ciencia-ficción. En esta obra insuperable, Bradbury nos describe una sociedad en la que los libros y la lectura están proscritos, en la que impera el culto al hedonismo puro y duro y en el que los poderes públicos persiguen sañudamente a todo aquel que posea libros, a todos los que todavía, a escondidas, se entregan al nefasto vicio de la lectura. En el país descrito por el autor hay que ser feliz por decreto, y la gran mayoría de la gente lo es. Claro que se trata de una felicidad vacua, implantada en los débiles cerebros de las masas a través, sobre todo, de la televisión. Leer obliga a pensar por uno mismo, y por lo tanto, impide ser estúpidamente feliz. Por eso en el país de Montag atesorar libros es un delito y leerlos un crimen severamente castigado por las leyes. Esa conducta asocial debe ser erradicada como sea, a fin de que los nuevos apestados, los que no sólo osan leer, sino que además tratan de que otros lean, no contaminen al resto con sus perniciosos hábitos.
Montag, protagonista de esta inmortal historia, es un bombero. Pero en este mundo de pesadilla los bomberos ya no son lo que eran. Su función no es apagar incendios, sino provocarlos. En lugar de extintores emplean lanzallamas, porque su trabajo consiste en quemar libros, en reducir a cenizas hasta la última página impresa que caiga en sus manos. Son una nueva clase de policía política, consagrada a la destrucción del patrimonio literario de la humanidad, para así proteger el Nuevo Orden imperante. Montag es miembro de esta curiosa versión de la Gestapo o la KGB. Pero, a pesar de la propaganda con que se bombardea constantemente a la población, a pesar del sutil pero continuo lavado de cerebro a que es sometida la gente por medio de la televisión, Montag se hace preguntas y alberga en lo más íntimo de su ser terribles dudas sobre esa sociedad, aparentemente feliz, a la que sirve. Un día, durante un servicio, sin saber muy bien por qué, coge uno de los libros que debía destruir y lo oculta bajo sus ropas. Ese gesto marcará su vida para siempre. Porque desde el momento en que comience a leer, furtivamente, con miedo, pero cada vez con más ansia, Montag ya no volverá a ser el mismo.
Cuando Bradbury escribió esta novela, la caja tonta estaba en plena etapa de expansión. Aunque ya entonces se alzaron algunas voces advirtiendo de lo que podría ocurrir si el entretenimiento televisivo sustituía progresivamente a la lectura, nadie se tomó realmente en serio tales predicciones. Tal vez fuera eso lo que impulsó al autor, maestro indiscutible del género, a escribir este libro tan apasionante como oscuro. Como dije antes, las cuestiones que plantea esta obra están hoy de rabiosa actualidad, […]. Nunca antes tuvo la caja tonta tanta influencia sobre la sociedad como ahora, en que medio mundo vive pegado a su pantalla. La tele de antaño buscaba, en principio, entretener. La de hoy es un instrumento político, con el cual se busca adormecer la conciencia ciudadana, crear opiniones favorables a los poderes instituidos y, en fin, controlar al máximo posible a las masas. La caja tonta ha terminado por convertirse en la caja imbécil, repleta de reality shows y otros programas basura, destinados a satisfacer la voraz curiosidad de unos espectadores sólo interesados en tonterías que poco o nada tienen que ver con su realidad diaria. Se busca atraer al público y mantenerle pendiente de la pantalla, y para eso cualquier cosa es buena. Conscientes del poder que proporciona este medio de comunicación, los políticos de toda laya se enfrentan entre sí encarnizadamente cuando de controlar una emisora de tv se trata. Y una vez que logran su control, hacen todo lo posible por conservarlo indefinidamente.
Extracto de Opinion – Frenheit 451 Antonio Quintana Carrandi.
Ahora bien
En la sociedad actual ya no es la “caja tonta” la que influencia en la sociedad, es la misma información masiva a través de cualquier medio y no solo digo que sea Internet sino cualquier forma de llenarnos de datos y más datos, actualmente se necesita estar al día en todo. Y se va borrando la historia, aquí me recuerda a otro célebre libro “1984” de George Orwell o “Mundo Feliz” de Huxley. Del cual también podría citar muchas cosas y ponerlas a debatir en este espacio, sin embargo ideas de muchas décadas atrás se vuelven claramente vigentes.
Veamos, el pasado se va formando de acuerdo a las ideas del mercado, y eso se transmite a todos por todos los medios posibles, la realidad se escribe a diario en foros, blogs, tweets, haciendo poco a poco cada vez más difícil reconocer los verdaderos hechos, y solo logra más credibilidad si se la emite por los medios más poderosos globalmente, el lenguaje se está alterando para hacerlo común reducido, hay muchas expresiones que son aceptadas y la gran mayoría desconoce su origen o razón, y para escribir en espacios reducidos se buscan acortes o palabras simples. Esto obliga a leer menos y a apurarse. Los más desafortunados económicamente reciben el reciclaje de la complejidad que se vive pero tienen la misma sensación de estar siempre superinformados para que todos actúen como un único mercado. Toda esta situación se hereda y prepara más terreno fértil a la uniformidad. Los siguientes pasos son lógicos porque no se puede hacer crecer tanto esta situación.
Puedo ser tan dispar en toda la amalgama que expuse pero encuentro que convergemos tenebrosamente, y parafraseando una frase diría cada vez que trabajo en tecnología, me dan mas ganas de leer libros de papel.
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